lunes, 22 de diciembre de 2014

“Temas varios”- Destellos espirituales



CAPÍTULO (XVII)
Presentación
Huellas en el camino espiritual  (11)
Padres y Doctores de la Iglesia (VI)


Introducción
Con este capítulo dedicado a san Juan Crisóstomo terminamos los publicados sobre los grandes Padres de Occidente: san Ambrosio. san Agustín. san Jerónimo. san Gregorio Magno.
y de Oriente: san Basilio. san Atanasio. san Gregorio Nacianceno. san Juan Crisóstomo.

San Juan Crisóstomo
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                          San Basilio de Cesarea                san Gregorio Nacianceno

SAN JUAN CRISÓSTOMO, Obispo y Doctor (344-407)
Patrono de los predicadores
La vida y el ministerio de San Juan
Nació en Antioquía (Siria) en el año 344.(Actualmente es ciudad de Turquía).
Era hijo único de un gran militar y de una mujer, Antusa, que ha sido declarada santa también.
- A los 20 años Antusa quedó viuda y renunció a un segundo matrimonio para dedicarse por completo a la educación de su hijo Juan. Lo puso a estudiar bajo la dirección de Libanio, -el mejor orador de Antioquía-, mostrando desde muy joven tener admirables cualidades de orador, causando admiración en la escuela con sus declamaciones y con las intervenciones en las academias literarias. Libanio dijo de él:"Me gustaría que fuera mi sucesor, pero veo que a él le llama más la atención la vida religiosa que la oratoria en las plazas".
Juan deseaba irse como monje al desierto, pero en atención a su madre se quedó en su hogar, viviendo allí como si fuera un monje: dedicado al estudio, a la oración y a hacer penitencia.
Al morir su madre, se fue como monje al desierto y allá estuvo seis años, pero -cuidando su salud-  el superior le aconsejó volver a la ciudad.
-Al llegar otra vez a Antioquía fue ordenado sacerdote y el anciano patriarca Flaviano le pidió que lo reemplazara en la predicación, empezando pronto a deslumbrar con sus maravillosos sermones, por lo que recibió el apodo de "Crisóstomo" que significa: "boca de oro".
-Habiendo muerto el patriarca de Constantinopla, le pareció al emperador que el mejor candidato para ese puesto era Juan Crisóstomo, y aunque se resistía por sentirse indigno no tuvo más remedio que aceptar.
Lo primero que hizo fue mandar quitar del palacio todos los lujos, y con el dinero de su venta ayudó a muchos pobres que pasaban necesidades. Él mismo vestía muy sencillamente y comía tan pobremente como un monje del desierto. Y lo mismo fue transmitiendo a sus sacerdotes y monjes: ser pobres en el vestir, en el comer, y en el mobiliario, y así dar buen ejemplo, y con lo que se ahorraba ayudar a los necesitados.

La enseñanza de San Juan
Sus cualidades oratorias y profunda cultura le hicieron predicador insuperable. También dejó numerosos escritos, a los que hacemos referencia en el apartado:  “Su obra literaria”.
Es el más famoso orador que ha tenido la Iglesia. El Papa San Pío X nombró a San Juan Crisóstomo como Patrono de todos los predicadores católicos del mundo.

Su estilo como orador
Era un verdadero pescador de almas. La entonación de su voz era impresionante. Empezaba tratando temas elevados y de pronto descendía rápidamente como un águila hacia las realidades de la vida diaria. Se enfrentaba enardecido contra los vicios y los abusos. Fustigaba y atacaba implacablemente al pecado. Tronaba terrible su fuerte voz contra los que malgastaban su dinero en lujos e inutilidades, mientras los pobres tiritaban de frío y agonizaban de hambre.
El pueblo le escuchaba emocionado y de pronto estallaba en calurosos aplausos, o en estrepitoso llanto, el cual se volvía colectivo e incontenible. Los frutos de conversión eran visibles.
Sus sermones están coleccionados en 13 volúmenes. Son impresionantemente bellos.

Algunas de sus frases-enseñanzas
-“Amamos a Dios por ser quien es, y no sólo por los bienes que de Él nos vienen”.







 * Su obra literaria *

Es tan amplia que nos limitamos a presentar poco más que una parcial relación de sus escritos, al poder encontrar información más completa en librerías religiosas.
Está compuesta fundamentalmente por sermones, tratados y cartas.
Sus sermones se pueden clasificar en homilías exegéticas, sobre el Antiguo Testamento: (Génesis; los Salmos; Isaías), siendo mayoría las que tratan sobre el Nuevo Testamento: sólo sobre el evangelio de San Mateo tiene noventa homilías. Otras casi noventa homilías -más breves-, sobre el evangelio de San Juan, con mucha insistencia en la consustancialidad del Hijo con el Padre, como oposición al erróneo ataque de los arrianos. Otros cincuenta y cinco sermones tratan sobre los Hechos de los Apóstoles, constituyendo el único comentario entero sobre este libro que nos ha dejado la antigüedad. Hay que añadir las muchas homilías sobre las cartas de San Pablo: sobre los Romanos (32 homilías); sobre las dos cartas a los Corintios (77); sobre los Gálatas y Efesios (24); sobre los Filipenses (15); sobre los Colosenses (12); sobre las dos cartas a los Tesalonicenses (11); sobre las cartas a Timoteo, Tito y Filemón (37); sobre los Hebreos (34).

Otras homilías pronunciadas directamente para exponer una doctrina o luchar contra un error: Sobre la naturaleza incomprensible de Dios; las Catequesis bautismales y las Homilías contra los judíos están en este grupo. Algunas homilías fueron pronunciadas con ocasión de fiestas litúrgicas; otras son alabanzas de santos del Antiguo Testamento o de mártires; y otras obedecen a diversas circunstancias, destacando las 21 homilías al pueblo de Antioquía “sobre las estatuas”.
En cuanto a los tratados, el más famoso es un volumen sobre el sacerdocio, obra clásica de espiritualidad sacerdotal. Otros tratan sobre la vida monástica y sobre la virginidad y la viudez. Su obra acerca de la educación de los hijos tiene un especial interés tanto por lo que nos muestra de la situación real de la educación en Antioquía como por el énfasis que pone en que el tema se aborde con responsabilidad. Otros tratados tocan el tema del sufrimiento, o refutan impugnaciones de paganos y judíos.
Las cartas son alrededor de 250, pertenecientes todas ellas al tiempo de su destierro; son importantes para conocer el desarrollo de las luchas que le llevaron a él, al mismo tiempo que son un testimonio patente de su continuado interés por sus amigos.

Sus últimas y duras vivencias

-El emperador Teodosio decretó nuevos impuestos. El pueblo de Antioquía organizó una revuelta en la que derribaron las estatuas del emperador y de su esposa y las arrastraron por las calles. La reacción del gobernante era tomar una violenta venganza. Juan Crisóstomo pronunció sus "Homilías sobre las estatuas", con el resultado de muchas conversiones en el pueblo y la obtención del perdón del emperador.
 -Por predicar contra los derroches e injusticias de la emperatriz Eudoxia, su corte y de los poderosos, -destacando el cruel cónsul Eutropio-; y por defender el cumplimiento de una ley que permitía el asilo en la Iglesia a la persona injustamente perseguida sin que pudiera ser apresada en su interior por las autoridades, más por agradar al patriarca de Alejandría -rival de Constantinopla-, la corte y los resentidos atacan a Juan culpándolo con falsas acusaciones, siendo desterrado tres veces, la última al mar Negro donde murió el 13 de septiembre del año 407.
-Con motivo de la injusta deposición de Juan, el Papa, a quien había apelado y que le había respaldado, rompió su comunión con Constantinopla, Alejandría y Antioquía, hasta que no se readmitiera a Juan; esa comunión se restauraría cuando, no muchos años después el nombre de Juan, ya difunto, fue introducido en las plegarias litúrgicas oficiales de aquellas Iglesias.

+ Epitafio-Oración
Sus restos reposaron en Constantinopla, pero actualmente se encuentran en Roma, en la basílica de San Pedro del Vaticano.

Ref.- Varias fuentes. J L, Soldado del reino de Dios y Antonio López Herrera