Introducción
Ha sido en los tiempos de oración en la capilla que aparece en la foto de abajo, donde se ha fraguado el esquema a seguir para el desarrollo de este capítulo. El orden de las imágenes (La Virgen con el Niño, Jesús crucificado y el Sagrario), sugirieron un recorrido completo parala Humanidad : Nacimiento, vida en la tierra, muerte
y resurrección.
Inicio
Comenzamos este tercer capítulo sobre la resurrección planteando: ¿Qué habría ocurrido si Jesucristo no hubiera resucitado?.
«Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo» -1 Co 15,14s-. Con estas palabras San Pablo resalta la importancia que tiene la fe en la resurrección de Jesucristo para el mensaje cristiano: es su fundamento. Ya lo advertimos enla Introducción
del capítulo “La
Resurrección (I)”, porque la fe cristiana se mantiene o cae
con la verdad del testimonio de que Cristo ha resucitado de entre los muertos. Si se prescinde de esto, se podrían tomar de la
tradición cristiana muchas ideas interesantes sobre Dios y el hombre -formando
una especie de concepción religiosa del mundo-, pero la
fe cristiana quedaría muerta. Jesucristo aparecería como una
personalidad religiosa fallida, que acabó en la muerte y, para el mundo en su
conjunto, y para nuestra existencia, nada hubiera cambiado acerca de nuestro
destino último en la muerte.
Ha sido en los tiempos de oración en la capilla que aparece en la foto de abajo, donde se ha fraguado el esquema a seguir para el desarrollo de este capítulo. El orden de las imágenes (La Virgen con el Niño, Jesús crucificado y el Sagrario), sugirieron un recorrido completo para
Inicio
Comenzamos este tercer capítulo sobre la resurrección planteando: ¿Qué habría ocurrido si Jesucristo no hubiera resucitado?.
«Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo» -1 Co 15,14s-. Con estas palabras San Pablo resalta la importancia que tiene la fe en la resurrección de Jesucristo para el mensaje cristiano: es su fundamento. Ya lo advertimos en
Continuación
Hemos visto en los dos capítulos
anteriores: “la resurrección como deseo-esperanza” y “la resurrección aparente”.
En este tratamos al fin de la verdadera resurrección: la de Jesucristo
General: ¿en qué consiste?
Es cierto que la
fe judía conocía la resurrección de los muertos, pero al final de los tiempos.
La resurrección de Jesús ha consistido en
un romper ya las cadenas para ir
hacia un tipo de vida totalmente nuevo, a una vida que no está sujeta a la ley
del llegar a ser y de la muerte, sino que está más allá de eso; una vida que ha
inaugurado una nueva dimensión de ser hombre. Una especie de «mutación
decisiva», un salto cualitativo.
La de Jesucristo
Si la resurrección de Jesús no hubiera sido
más que el milagro de un muerto revivido, significaría que era igual que las vistas
en el capítulo anterior: la hija de Jairo (Mc 5,22-24.35-43), el joven de Naín
(Lc 7,11-17), o la de Lázaro (Jn 11,1-44). Sólo con la verdadera resurrección
de Jesús, ha sucedido algo nuevo que cambia el mundo y la situación del hombre.
Aclaración
importante.- La
muerte vence, cuando el cuerpo se descompone. Únicamente en el caso de no conocer
la corrupción, estaba claro que no había quedado en la muerte, que en Él la
vida había vencido efectivamente a la muerte. El sepulcro lo encuentran vacío.
Consideración previa a los
testimonios
La creencia
judía en una vida nueva
estaba unida al comienzo de un mundo nuevo, en el que habría un modo de vida también
nuevo; pero todo ello referido al final de los tiempos. Por eso, la
“anticipada” resurrección de Jesús resultaba incomprensible, de manera
semejante a como había ocurrido con su muerte, al no entender lo de un Mesías
crucificado.
Testimonios
De
que el sepulcro estuviera vacío, los cuatro Evangelios hablan de ello
ampliamente en sus relatos sobre la resurrección.
Los testimonios
del Nuevo Testamento no dejan duda alguna de que en la «resurrección del Hijo del
hombre» ha ocurrido algo completamente diferente. De esta forma encontramos
explicables las resistencias a creer -incluso entre los discípulos-, en un
primer momento. Ello requería leer la Escritura de un modo nuevo. Había que identificar
ambos acontecimientos: -cruz y
resurrección- y entenderlos de un modo nuevo, para llegar así a la fe en Jesús
como el Hijo de Dios.
Como consecuencia, para los discípulos la
resurrección pasó a ser tan real como lo había sido la cruz. Después de tanto
titubeo y asombro inicial, se rindieron simplemente ante la realidad: es
realmente Él; vive y nos ha hablado, ha permitido que le toquemos, incluso ha
comido pescado ante nosotros, aun cuando ya no pertenece a este mundo material.
El impacto era indescriptible: por un lado, Él era completamente diferente, no
un cadáver reanimado, sino alguien que vivía desde Dios de un modo nuevo y para
siempre; y, al mismo tiempo, precisamente Él -aun sin pertenecer ya a nuestro
mundo-, estaba presente de manera real, en su plena identidad. Se trataba de
algo absolutamente sin igual, único. Así se explica la peculiaridad de los
testimonios de la resurrección.
En la historia de todo lo que tiene vida, aún
siendo trascendente, los comienzos han sido pequeños, pero llevan en sí la
potencialidad infinita de Dios. (como ej: El reino de Dios y el grano de
mostaza) -Mt
13,31s-. Así
es como la resurrección ha entrado en el mundo: sólo a través de algunas
apariciones misteriosas a unos elegidos.
Las apariciones
¿Cómo imaginarnos las apariciones del
Resucitado -que no había vuelto a la vida humana habitual-, sino que había
pasado a un nuevo modo de ser hombre?
Jesús ha de mostrarse para que los discípulos
entiendan que no se trataba de ser fruto de la imaginación o la autosugestión,
sino de que verdaderamente había vencido a la muerte.
-Jesús no es, como temieron en un primer
momento los discípulos, un «fantasma», un «espíritu», sino que tiene «carne y
huesos» (Lc 24,36-43).
-El Señor aparece como un hombre, como los
otros hombres: camina con los discípulos de Emaús; deja que Tomás toque sus
heridas; según Lucas, acepta incluso un trozo de pez asado para comer, para
demostrar su verdadera corporeidad. Y, sin embargo, también según estos
relatos, no es un hombre que simplemente ha vuelto a ser como era antes de la
muerte. Llama la atención ante todo que los discípulos no lo reconozcan en
un primer momento.
Esto no sucede solamente con los dos de Emaús, sino también con María Magdalena
y luego de nuevo junto al lago de Tiberíades.
Lo sabían desde dentro, pero no por el
aspecto de lo que veían y presenciaban.
El modo de aparecer corresponde a esta
dialéctica del reconocer y no reconocer. Jesús llega a través de las puertas
cerradas, y de improviso se presenta en medio de ellos. Y, del mismo modo,
desaparece de repente, como al final del encuentro en Emaús. Él es plenamente
corpóreo. Y, sin embargo, no está sujeto a las leyes de la corporeidad, a las
leyes del espacio y del tiempo. En esta sorprendente dialéctica entre verdadera
corporeidad y libertad de las ataduras del cuerpo, se manifiesta la esencia
peculiar, misteriosa, de la nueva existencia del Resucitado. En efecto, ambas
cosas son verdad: Él es el mismo -un hombre de carne y hueso-, y es también el
Nuevo, el que ha entrado en un género de existencia distinto.
Apunte.-Creemos
que pueden ser una
ayuda, para entender las misteriosas apariciones del Resucitado, las teofanías
del Antiguo Testamento.- Cap (I) del
Tema: Dios, de nuestro Blog-.
*Aparecer-hablar-comer juntos: éstas son
las tres auto-manifestaciones del Resucitado, estrechamente relacionadas entre
sí, con las cuales Él se revela como el Viviente.
Conversión de Pablo
-Hch 9-
-1ª
Co 15,3-8-: Esta
primera carta de Pablo a los corintios es
una confesión-resumen de testimonios sobre la resurrección: «3) Que Cristo
murió por nuestros pecados, según las Escrituras; 4) que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, según las Escrituras; 5) que se le apareció a Cefas y
más tarde a los Doce. 6) Después se
apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven
todavía. 7) Después se le apareció a Santiago, después a todos los
apóstoles; 8) Por último, como a un aborto, se apareció también a mí».
Dejamos para ver en el próximo
capítulo las consecuencias de la resurrección de Jesucristo y, también, sobre las
objeciones a la misma
Serie:
“Salmos extractados”
62 SALMO DE LA PIEDRECTTA BLANCA
En Dios sólo descansa mi alma; de Él
viene mi esperanza. Sólo Él es mi
Roca, mi salvación, mi ciudadela y mi fuerza.
Serie:
“Flashes”
La vida no se
mide por la muerte que la acecha, sino por la resurrección de Cristo, de la que
todos estamos llamados a participar.
”Oración
personal”
Señor mío Jesucristo: “aún sin resurrección valía la pena haberte
conocido: por la luz, amor y sentido que has dado a mi vida”. -J.L.-
Ref.- La
Biblia. Joseph Ratzinger. Mn. Eduardo Vivas Llorens. J L, Soldado del reino de Dios