martes, 25 de marzo de 2014

“Temas varios”- Destellos espirituales


CAPÍTULO (VIII)
Presentación
Huellas en el camino espiritual  (2)
Continuamos con nuestro propósito, ya anunciado en el capítulo anterior, de conocer y aprovechar las enseñanzas y experiencias de aquellos cristianos que tan bien supieron caminar por este mundo terrenal, buscando alcanzar el reino de Dios. Ahora en éste y otros posibles capítulos, trataremos de las huellas que nos han dejado:
Los Padres del desierto
Introducción
Como “portada” comenzamos refiriéndonos a las tres personas que “brillan” sobre todos los demás como “precursores” en el desierto. Nos referimos, en orden cronológico, al Profeta Elías; a Juan el Bautista; y a Jesús, en la etapa inmediatamente posterior a su bautismo. De ellos tenemos suficientes referencias en la Biblia, por ello, sólo damos una síntesis. Elías, que caminó 40 días por el desierto hasta el monte Horeb, donde se produjo su experiencia de Dios. -1 Re 19-.
Juan nace para dar testimonio, y en él reconocemos que cada uno debe mostrar en su vida el signo de Dios. Él lo hizo retirándose al silencio del desierto para ser la voz de la Palabra.
En cuanto a Jesús, fue llevado por el Espíritu Santo al desierto, para ser allí tentado por el Diablo. Ayunó durante cuarenta días, y del combate salió Jesucristo vencedor. –Mt 4, 1-11-


Preámbulo
Habiendo hablado en el capítulo anterior de los “Padres apostólicos” (siglos I y II) pasamos a tratar de los “Padres del desierto” con el siguiente preámbulo: 
Las primeras noticias que tenemos de esta forma de vida nos las proporcionan San Atanasio y San Jerónimo, en sus escritos sobre los monjes de los desiertos de Egipto. El monacato cristiano nació en la segunda mitad del siglo III en Egipto como anacoretismo.
Podemos conocer de los padres del desierto cómo vivieron en las soledades para encontrarse con Dios en el silencio y, también, sus sencillas pero profundas experiencias camino a la perfección cristiana. Los hombres -monjes y místicos radicales eran llamados ABBA y las mujeres que también se internaron en el desierto, eran llamadas AMMA-.
-Para la Iglesia han supuesto una auténtica “cantera” de santidad.
La sabiduría del desierto
Cómo vivieron
El cristianismo, que finalmente había salido del anonimato social de las catacumbas, se acomodó rápidamente a la sociedad pagana por la que ahora se extendía. El estilo de vida evangélico se iba desvirtuando. Como reacción a todo esto, surge un modo de vida austero y solitario. Un buen número de hombres y mujeres acuden a los desiertos de Egipto, Palestina, Arabia y Persia para vivir su fe más radicalmente. Alejándose de un mundo que los absorbe y los separa de Dios, buscan un lugar tranquilo donde encontrarse a solas con el Absoluto de sus vidas. En sus muchas horas de silencio y meditación aprendieron una sabiduría que en modo alguno resulta hoy desfasada.
Al no estar sometidos a una única regla fija, fueron apareciendo distintas formas de vida:
-Anacorética y eremítica en los desiertos de Judea y Siria;
-En Asia Menor, Eustacio, obispo de Sebaste (380) promueve la vida cenobítica.
-Aparecen las lauras en Jerusalén, que son una fusión de la vida eremítica y cenobítica.
-En la segunda mitad del siglo IV, vida anacorética y eremítica en Edesa (Siria nororiental); ahí estuvieron San Juan Crisóstomo y San Jerónimo.
- Más tarde aparecen otros tipos de vida monacal:
-Los sarabaitas: vivían dos o tres en la misma celda; los giróvagos: iban vagando de una comunidad a otra; los reclusos: se hacían emparedar vivos en celdas muy estrechas, de por vida; los estilitas: como San Simón, que vivió treinta años, cerca de Antioquía, encima de una columna.
Vivieron en chozas,cabañas,grutas,cuevas,lauras (en pág siguiente) y al fin en Monasterios.



Desarrollo
En poco tiempo el tipo de vida de unos pocos sorprende y atrae, acercándose muchos discípulos cuyo problema era cómo aprender a vivir según el Evangelio. El recién llegado (novicio) debía convertirse en discípulo de un “anciano”, llamado así no tanto por su edad sino por su experiencia en el combate espiritual, lo que le había hecho posible discernir entre lo auténtico y lo aparente. Con este “anciano” debía compartir su vida en todo momento sometiéndose a él, abriéndole su alma y su corazón, manifestándole todos los pensamientos que en él se agitaban. Por este camino el discípulo se “vaciaba” del hombre viejo y de todo egoísmo que le hubiera impedido recibir los dones del Espíritu Santo. Aprendía a leer la Escritura y por ella a iluminar su camino. Así se convertía en un “hombre espiritual” que como fruto maduro se desprendía del “anciano” para también él comunicar su conocimiento a otro principiante. La palabra pronunciada por el “anciano” al discípulo era carismática, por ser pronunciada por un “hombre espiritual” y por ser un fruto de la presencia del Espíritu Santo,  lo que producía un resultado en el discípulo si éste la solicitaba con fe y profundo deseo de extraer de ella un beneficio espiritual. Esa palabra es llamada “apotegma”.


Síntesis de su doctrina ascética
1.- Desprendimiento de todo lo material hasta vivir en la pobreza
2.- El combate espiritual, concibiendo la vida cristiana como tal: contra los vicios y contra el demonio, con sus tentaciones, obsesiones e ilusiones.
3.- Las armas para ese combate: Oración, trabajo y ayuno. La oración era su obligación fundamental, ya que habían elegido el desierto y la soledad para el trato continuo con Dios.
4.-Fortalecidos por la lucha, contra sí mismos y contra el demonio, llegaban a la “apatheia” o dominio de sí mismo y paz espiritual.
OBSERVACIÓN
-Las obras que se encuentran sobre este tema siempre hacen referencia a los “Apotegmas”,     con relatos en los que aparecen incrustados como dichos breves y sentenciosos, que generalmente tienen celebridad por haberlos proferido o escrito algún hombre o mujer ilustre de los ermitaños y monjes del desierto; pero, aunque sin duda son relatos de gran interés, resultan largos para el estilo más breve de nuestros trabajos, por ello, hemos dado prioridad a sus “Dichos” y, por la misma razón de brevedad, aparecen en cada capítulo sólo unos pocos de ellos y únicamente de algunos de los numerosísimos personajes que componen el conjunto de “Padres del desierto”. Creemos que, al no pretender escribir otra historia más sobre ellos, son suficientes para conocer el estilo de vida de aquellos que buscaban su salvación eterna.

Dichos de los Padres del desierto del siglo III al VI
San Antonio Abad
Biografía
San Antonio o Antón Abad (Heracleópolis Magna, Egipto, 251 – † Monte Colzim, Egipto, 356) fue un monje cristiano, fundador del movimiento eremítico. Por la obra de San Atanasio se sabe que abandonó sus bienes para llevar una existencia de ermitaño. Después de veinte años de soledad, San Antonio reúne a sus discípulos y se forma la primera comunidad de anacoretas sin regla. Así aparece la primera forma de vida común; él, permaneciendo eremita, y atendiendo varias comunidades monacales en Egipto. Alcanzó los 105 años de edad.
Dichos
-“Conviene pues saber que existen tres clases de movimientos carnales. Unos, de la naturaleza; otros, de la abundancia en el comer; los terceros, del demonio”.
-“Vi tendidas sobre la Tierra todas las redes del Maligno, y dije gimiendo:- ¿quién podrá escapar de ellas?. Y oí una voz que me dijo: La humildad”.
-“El que permanece en el Desierto para guardar el sosiego de Dios, está libre de tres guerras: la del oír, la del ver y la del hablar”. No le queda más que el combate del corazón”.
-“Lo mismo que para no morir en tierra el pez vuelve al mar, nosotros debemos volver  a nuestra celda, no sea que remoloneando fuera, olvidemos la guarda de lo de dentro”.
-“He estado catorce años en Scitia, pidiendo día y noche al Señor que me diese fuerza para vencer la ira”.
-El abad Pambo preguntó al abad Antonio: ¿Qué debo hacer?. El anciano contestó: “No confíes en tu justicia; no te lamentes del pasado y domina tu lengua y tu gula”.
San Macario el Grande
Biografía
Santo Eremita egipcio llamado "Macario el viejo", "Macario el grande" o "Macario de Egipto". 
Originario del alto Egipto, a la edad de 30 años es miembro de una colonia monástica al oeste del delta del Nilo, en el lugar llamado Deir Abu Makar. Discípulo de San Antonio, remarcado por una santidad precoz, por la cual se le apodaba el «joven anciano».
Sacerdote a los 40 años, poseía los dones de sanación y de profecía. Opositor firme de la herejía arriana, fue exiliado hacia el 374 a una isla del Nilo. Regresó, sin embargo al desierto para allí terminar sus días a la edad de 90 años, hacia el año 391.
Se celebra su fiesta el 15 de enero.  
Dichos
-Acostumbraba decir: “En la oración no hace falta decir muchas cosas ni emplear palabras escogidas: Basta con repetir sinceramente: Señor, dame las gracias que tu sabes que necesito”. O bien: “Dios mío, ayúdame”.
-“Sólo muriendo para el mundo y para ti mismo, podrás empezar a servir a Cristo”.
-“Está pronto a recibir de la mano de Dios la pobreza, tan alegremente como la abundancia; así dominarás las pasiones y vencerás al demonio”.
-“El ayuno resulta agradable cuando otros lo ven, pero es muy duro cuando está oculto a las miradas de los hombres”.
-“Dejemos que nuestros ojos derramen ríos de lágrimas en esta vida, para que no vayamos al sitio en que las lágrimas alimentan el fuego de la tortura”.
-Macario fue llamado por Dios a los noventa años, después de haber pasado sesenta en el desierto de Scete.
Se le atribuyen 50 homilías.
AMMA Sara del desierto
Biografía
Una de las primeras madres del desierto. (Siglo IV). Se la conoce como la imitadora de Abba Antonio (San Antonio de Egipto). Fue una ermitaña y siguió una vida dedicada al estricto ascetismo unos 60 años en una celda próxima al río Nilo, en Scete, cercana a Alejandría. Viviendo cerca del Nilo, jamás salió de su celda para recrearse mirándolo.
Parece que murió con ochenta años de edad en el año 370. Es venerada como santa tanto en Oriente como en Occidente.
Dichos
1) Mi naturaleza es de mujer, pero el espíritu no tiene sexo.
2) Si quisiera que todo el mundo alabara mi conducta tendría que arrodillarme en la puerta de todas las celdas, pero lo que yo quiero es mantener el corazón LIBRE para Dios.
3) Tenemos que hacer buenas obras, pero no para ser alabados por los demás, sino para gustar a Dios.
4) Puse mi pie para subir la escalera y pongo la muerte ante mis ojos antes de ir a por ella.
5) El ayuno adelgaza el cuerpo pero las vigilias agotan la carne más que el ayuno.
6) Nada humilla más al alma que la escasez de pan y de agua. Por lo tanto, si en un monasterio no se restringe el estómago con hambre y sed, los monjes no pueden librarse de los malos pensamientos.
Persecución
Lucio. Obispo arriano –negación de la naturaleza divina de Jesús-, que había usurpado la sede de Alejandría, envió tropas al desierto para que dispersaran a los piadosos monjes, algunos de los cuales sellaron con su sangre el testimonio de su fe. Principales ascetas como Isidoro, Pambo, los dos Macarios y algunos otros, fueron desterrados a una pequeña isla del delta del Nilo.

Ref.- Distintas fuentes. J L, Soldado del reino de Dios y Antonio López Herrera