martes, 25 de noviembre de 2014

“Temas varios”- Destellos espirituales


CAPÍTULO (XVI)
Presentación
Huellas en el camino espiritual  (10)

Padres y Doctores de la Iglesia (V)

Introducción
Los grandes Padres y Doctores de la Iglesia oriental son:
Atanasio de Alejandría, Basilio Magno, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo.

El 2 de Enero la Iglesia recuerda a los dos Obispos Doctores del siglo IV: Basilio Magno (o El Grande) y Gregorio Nacianceno. Eran amigos y ambos procedentes de familias de santos. A ellos dedicamos el presente capítulo.
BasilioGregorio

Basilio se inició primero en la vida eremítica, pero a los 40 años de edad fue consagrado Obispo de su ciudad natal: Cesarea de Capadocia. Se destacó, entre otras muchas cosas, por sus escritos sobre la vida monástica, que aún hoy rigen muchos monasterios de oriente. Combatió al arrianismo y tuvo especial sensibilidad por los pobres. Murió el año 379.
Basilio y Gregorio fueron pilares fundamentales en la estructuración doctrinal de la Iglesia en el siglo IV.

SAN BASILIO MAGNO (o El GRANDE) -  Obispo y Doctor de la Iglesia ( 330 - 379)
Algunas frases-enseñanzas y obras
-¿Cómo conseguiréis vencer las distracciones en la oración?. Pensando seriamente en que Dios os está mirando.
-Escribió una “Regla” para la organización del monacato tanto masculino como femenino, para
la única Orden monástica entonces existente en la Iglesia griega.
-Dos obras ascéticas: “Sobre el juicio de Dios” y “Reglas morales”.
-“Liturgia de san Basilio”
-“Contra Eutimio”, obra en defensa del Concilio de Nicea y en contra del arrianismo más radical representado por Eutimio.
-“Pequeño ascético”, trabajo que compuso al retirarse a su monasterio después de haberse enfriado sus relaciones con su Obispo.
- Su obra “Sobre el Espíritu Santo” aún no ha sido superada por la teología católica, habiéndose defendido de la acusación de falta de ortodoxia.
- Con sus escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral a favor de los pobres y de los enfermos.
-Apellidado “Magno o El Grande” por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó.
-Se retiró a un lugar a orillas del Iris, cerca de Cesarea, donde edificó un monasterio.
-Fue elegido Arzobispo de Cesarea, Metropolitano de Capadocia, y Exarca del Ponto en el 370, sucediendo a san Eusebio. Desde la cátedra luchó contra el arrianismo y los macedonistas, que tenían el apoyo del emperador Valente de Bizancio, habiendo sido acusado de ser él también hereje. Desanimado y frustrado escribió: “Por mis pecados parezco no tener éxito en nada”. Sin embargo no permitió que las circunstancias negativas le dominaran. Con gran coraje conservó la fe católica en toda la Capadocia. Apoyó y luchó por los más pobres creando hospitales.
Se distinguió por su preocupación social y por sus escritos. Se le considera padre del monaquismo oriental.
El emperador Valente llegó a Cesárea. Por delante envió al prefecto Modesto, con la misión de convencer a Basilio para que se sometiera. Varios habían renegado por miedo, pero nuestro santo le respondió: ¿Qué me vas a poder quitar si no tengo ni casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome.
El emperador Valente se decidió en favor de exilarlo y se dispuso a firmar el edicto; pero en tres ocasiones sucesivas, la pluma de caña con que iba a hacerlo, se partió en el momento de comenzar a escribir. El emperador quedó sobrecogido de temor ante aquella extraordinaria manifestación, confesó que, muy a su pesar, admiraba la firme determinación de Basilio y, a fin de cuentas, resolvió que, en lo sucesivo, no volvería a intervenir en los asuntos eclesiásticos de Cesarea.

Epitafio
Al morir San Basilio toda Cesarea quedó enlutada y sus habitantes lo lloraron como a un padre y a un protector.
Es para Oriente lo que san Benito para Occidente
                                           
SAN GREGORIO NACIANCENO -  Doctor y Obispo a su pesar (329 - 389)
Nació en Arianzo, cerca de Nacianzo, en el suroeste de Capadocia. Hijo de santos: Gregorio “el Viejo” y Nonna, por cuya influencia él se había convertido al cristianismo. Gregorio empezó estudiando junto a su hermano -Cesario-, en casa con su tío, san Anfilocio, después marchó a estudiar Filosofía y Retórica avanzada en Nacianzo, Cesarea, Alejandría y Atenas, donde trabó una gran amistad con Basilio. Al acabar su educación, enseñó retórica en Atenas durante un breve período. En el año 357 regresa a Nacianzo, bautizándose en el 360, y en 361 su padre (Obispo) pretende que se ordene como presbítero, con el deseo de que le ayudase en la atención de la comunidad cristiana local. El joven Gregorio, que había considerado la posibilidad del monacato, se resintió fuertemente por la decisión de su padre de forzarle a elegir entre el sacerdocio o abandonar la familia y llevar una existencia solitaria. 

Monje en su treintena
Después de dejar su casa, tras unos pocos días, se encontró con su amigo Basilio en Annesoi, donde los dos vivieron como ascetas y lucharon contra el arrianismo.
Al regresar a Nacianzo, Gregorio fue ordenado sacerdote encontrándose con que la comunidad cristiana local estaba dividida por diferencias teológicas y su padre acusado de herejía por los monjes locales. Ayudó a sanar las divisiones a través de una combinación de diplomacia personal y oratoria. Permaneció durante diez años en el lugar.

Algunas frases y escritos
-Ayudar al débil es caridad, pretender ayudar al poderoso es orgullo.
-No consintamos en administrar de mala manera lo que, por don divino, se nos ha concedido para que no tengamos que escuchar:”Avergonzaos, vosotros, que retenéis lo ajeno; proponeos la imitación de la equidad de Dios y nadie será pobre”. No nos dediquemos a acumular y guardar dinero, mientras otros tienen que luchar en medio de la pobreza.
-En respuesta al rechazo a la fe cristiana del emperador Juliano, Gregorio compuso sus Invectivas contra Juliano entre 362 y 363. En ellas afirma que la cristiandad superará a los gobernantes imperfectos como Juliano a través del amor y la paciencia.
- Junto con Basilio hizo una recolección de textos de Orígenes llamada la Filocalia.
- Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado “Teólogo”.
Final
Su amigo Basilio quiso que ejerciese el Obispado de la pequeña localidad de Sasima, pero él se negó a tomar posesión de dicha sede, y a finales del 372 Gregorio regresó a Nacianzo para ayudar a su padre moribundo con la administración de su diócesis. Esto crispó su relación con Basilio, quien insistía en que Gregorio volviera a su puesto en Sasima; todo ello enturbió las relaciones entre ambos. No obstante cuando murió su amigo Basilio, aunque la salud de Gregorio no le permitió acudir al funeral, escribió una sentida carta de condolencia al hermano de Basilio, Gregorio de Nisa y compuso doce poemas en memoria de su amigo fallecido.  
Al morir su padre tuvo que aceptar ser nombrado obispo de Nacianzo pero, al fallecer su familia, se retiró a Seleucia, buscando la soledad.
No obstante en el 380 el emperador Teodosio lo nombró al obispado de Constantinopla. Estuvo en este cargo tan poco tiempo como pudo. Defendió la ortodoxia contra la herejía arriana, consiguiendo que 36 obispos arrianos regresaran al seno de la Iglesia, produciéndose la conversión de Constantinopla. Fue uno de los líderes del II Concilio ecuménico de Constantinopla, donde se condenó, una vez más, el arrianismo, y otras herejías: (penumatómacos, apolinaristas y sabelianos). Se proclamó el credo Nicenoconstantinopolitano. La oposición de determinados elementos hostiles determinó su retiro a Nacianzo, a la que rigió poco tiempo ya que designó para el cargo a un sucesor. Posteriormente se trasladó a Arianzo, donde se dedicó a la oración y al estudio, y allí murió.
Epitafio
La tragedia de su vida fue la consagración episcopal, al no encajar con su carácter.
Fue un gran teólogo y poeta. Los griegos le llaman “el Teólogo” por sus discursos-homilías.
Su elocuencia era tan elevada como su teología sobre la divinidad del Espíritu Santo y la Maternidad Divina de la Virgen María.

Suya es la célebre frase anti-apolinarista:No es sanado lo no asumido

Ref.- Varias fuentes. J L, Soldado del reino de Dios y Antonio López Herrera