CAPÍTULO (XI)
Introducción
“Huellas en el camino espiritual” (5)
Aunque podríamos
seguir añadiendo personajes del desierto, de los muchos más existentes, hemos creído mejor no
prolongar este trabajo con nuevos capítulos de este estilo para evitar caer en
una inevitable monotonía. Por ello, con este cerramos la
serie de los Padres y Madres del Desierto, no sin antes hacer mención a san
Atanasio(Obispo) y a san Jerónimo, por proceder de ambos los escritos que nos
han aportado las primeras noticias de esta forma de vida sobre los monjes/as de
los desiertos de Egipto.
Los Padres del
Desierto (continuación)
Como consecuencia, en este capítulo ya no aparecen biografías ni fotos
personales, sino dos relaciones: una de las Ammas del desierto y otra de los
“dichos” de los Abbas, sin especificar sus nombres al resultar válidos en sí
mismos para nuestros fines.
LAS
MADRES DEL DESIERTO: Indice
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1-
Primeras Ammas cristianas
No citadas en el Nuevo Testamento (tradiciones diversas) Sta. Petronila, discípula de S. Pedro Stes Felícula y Prisca, seguidoras de Petronila Sta. Irene discípula de S. Timoteo Stas. Ceneida y Filonia, primas de S. Pablo Sta. Marcela, criada de Marta y María Sta. Ifigenia, reina de Etiopía, discípula de S. Mateo Vírgenes documentadas Sta. Tecla, discípula de S. Pablo Sta. Macrina la Vieja, discípula de S. Gregorio Taumaturgo Sta. Macrina la Joven, nieta de la anterior, y hermana de los Stos. Basilio y Gregorio de Niza
2-
Las Ammas más famosas del Desierto de Egipto
Amma Synclética, la más conocida de todas (tiene 27 apotegmas o "sentencias") Ammas Mara, Cirina y Domnina (habla de ellas Teodoreto de Ciro) Amma Sara (10 apotegmas) PM(90) Amma Teodora (10 apotegmas) Amma María, hermana de S. Pacomio (3 apotegmas) Amma Isidora (año 365) Amma Talida abadesa
4-
Ammas anacoretas
Amma Domnina (4 apotegmas) Ammes Mapana y Cira (5 Apotegmas) habla de ella Teodoreto de Ciro Amma Eufrasia (hija de Constantinopla)
6-
Ammas que son pecadoras convertidas
Amma Taís (año 290) habla de ella Pafnufi Amma Maria egípcia (va a Palestina) habla de ella S. Sofronio, obispo de Jerusalén Amma Maria siríaca, habla de ella S. Efrén Amma Paísa Amma Pelagia siríaca Amma Eudoxia (s II) samaritana
7-
Ammas que se disfrazan de monjes
Amma Eufrosina (Egipto) Amma Teodora Amma Anastasia (hija de Roma, que va a Egipto) Amma Marina Amma Apolinaria (hija de Roma va al desierto de Judá) Amma Matrona (Constantinopla)
8-
Amma profetisa y milaglera
Amma Piamun
9-
Matronas romanas
Sta. Elena (272) madre de Constantino Amma Melania la vieja (Jerusalén) Marcela y Fabiola (Roma) Amma Paula (Belén) Amma Eustòquia, hija suya (Belén) Amma Paula la joven, nieta de Paula (Belén) Amma Melania la joven, nieta de la otra Melania (Jerusalén) |
APOTEGMAS RESUMIDOS DE LOS SANTOS PADRES DEL DESIERTO
1
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Se le preguntó a un
anciano: «¿Cómo debe ser el monje?». Y contestó: «A mi modesto entender, solo
ante el Solo».
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2
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Preguntaron a un
anciano: «¿Por qué tengo miedo cuando voy al desierto?». Y respondió: «Porque
vives todavía».
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3
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A un anciano le
preguntaron: «¿Qué hay que hacer para salvarse?». El siguió tejiendo las
palmas sin levantar los ojos de su trabajo, y contestó: «Lo que estás
viendo».
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4
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Le preguntaron a
un anciano: «¿Qué haces para no estar nunca desanimado?». Y contestó: «Espero
la muerte cada día».
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5
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Uno preguntó a un
anciano: «¿Por qué me desanimo continuamente?». Y respondió: «Porque no has
visto todavía la meta».
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6
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Preguntaron a un
anciano: «¿Cuál es el trabajo del monje?». Y él contestó: «El
discernimiento».
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7
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Un hermano
preguntó a un anciano: «¿De dónde vienen mis tentaciones de impureza?». Y el
anciano respondió: «De comer demasiado y de dormir demasiado».
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8
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Se le preguntó a
un anciano: «¿Qué debe hacer un monje?». Y respondió: «Practicar el bien y
abstenerse de todo mal».
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9
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Los ancianos
decían: «La oración es el espejo del monje».
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10
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Decían los
ancianos: «No hay nada peor que juzgar».
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11
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Los ancianos
decían: «No hay que hacer jamás ninguna concesión a los pensamientos».
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12
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Decían los
ancianos: «La humildad es la corona del monje».
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13
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Los ancianos decían:
«A todo pensamiento que te venga, dile: "¿Eres de los nuestros, o vienes
del enemigo?". Y ciertamente él lo confesará».
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14
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Los ancianos
decían: «El alma es una fuente: si profundizas se hace más limpia; si arrojas
en ella estiércol, se ensucia».
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15
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Decía un anciano:
«Yo creo que Dios no es injusto cuando saca de la prisión o arroja en ella».
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16
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Un anciano dijo:
«El camino de Dios consiste en hacerse violencia en todo».
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17
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Dijo un anciano:
«No empieces a hacer nada sin que antes hayas examinado tu conciencia, para
saber si lo que vas a hacer es según Dios».
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18
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Un anciano decía:
«Si un monje ora tan sólo cuando está en pie para la oración, no ora nunca».
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19
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Dijo un anciano:
«He estado luchando durante veinte años contra un pensamiento para ver a
todos los hombres como si fueran uno solo».
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20
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Decía un anciano:
«De todas las virtudes la más excelente es la discreción».
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21
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Uno preguntó a un
anciano: «¿Cómo adquiere el alma la humildad?». Y respondió: «Estando atenta
tan sólo a sus propias faltas».
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22
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Decía un anciano:
«Lo mismo que el suelo no puede caer más bajo, así también el humilde no
puede caer».
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23
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Decía un anciano:
«No he dejado que me reprendan en todo aquello que me ha llamado la
atención».
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24
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Un anciano dijo:
«Es vergonzoso para un monje haber dejado sus bienes, haber dejado su patria
por el Señor, para ir al fin al infierno».
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25
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Decía un anciano:
«Esta generación no se ocupa del hoy sino del mañana».
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26
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Un anciano decía:
«Nuestro trabajo consiste en hacer arder la leña».
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27
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Dijo un anciano:
«No te dejes enredar por las preocupaciones».
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28
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Decía un anciano:
«La humildad no se enfada, ni enfada a nadie».
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29
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Dijo también:
«Una vida ordenada, en la celda, colma de bienes al monje».
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30
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Un anciano dijo:
«Desgraciado el hombre cuya reputación es mayor que sus obras».
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31
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Un anciano dijo:
«La desenvoltura y la risa se parece al fuego que arde en el cañaveral».
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32
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Un anciano decía:
«El que se hace violencia por Dios es igual a un confesor de la fe».
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33
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Dijo también:
«Cuanto más loco se haga uno por el Señor, tanto más sabio le hará el Señor».
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34
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Un anciano decía:
«Un hombre que tiene siempre ante los ojos la muerte supera siempre la falta
de valor».
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35
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Dijo un anciano:
«Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la
obra».
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36
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Dijo también: «El
hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la
virtud y orar continuamente a Dios».
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CONCLUSIÓN
Entre las cosas
que hayamos podido aprender de los capítulos anteriores, hay dos de ellas que
resultan conclusivas:
(1ª) -Si vivimos
agitados y nerviosos durante todo el día, no podremos pretender que solo en
un instante
de silencio
ya entremos en contacto con Dios.
(2ª) -El clima de silencio tiene que coger toda la vida, no por el mutismo,
sino a través de una paz interior que es fruto de procurar unir tu voluntad con
la de Dios.
SUGERENCIA
Revisar los 7 capítulos publicados sobre
“La paz interior”.
Ref.- Distintas procedencias. J L, Soldado
del reino de Dios y Antonio López Herrera