CAPÍTULO (VII)
Presentación
“Huellas en el camino espiritual” (I)
Introducción
Entre las fuentes para nuestra formación
religiosa, junto a la Revelación, ocupa un lugar muy importante la Tradición.
Por eso creemos que sería provechoso, además de justo, recordar lo que aquellos
antiguos creyentes nos han dejado como herencia con sus enseñanzas y vidas
confirmadas en la fe hasta llegar al martirio. Con ello nos unimos a lo dicho
por el Papa Clemente I:“Recorramos todas las
generaciones y aprenderemos cómo el Señor, de generación en generación,
concedió un tiempo de penitencia a los que deseaban convertirse a Él”.
Comenzamos con los Padres Apostólicos como
primer eslabón de esa larga cadena de Tradición de la que esperamos formar
parte, ayudados por sus consejos, ejemplos y luchas para alcanzar el Reino de
Dios.
Padres
Apostólicos
Nociones generales:
Los Padres Apostólicos son los escritores
que vivieron en el siglo I y la primera mitad del siglo II. Estos hombres
conocieron a los Apóstoles o, al menos, estuvieron en íntimo contacto con ellos
a través de los primeros discípulos. La colección de sus escritos sigue en
importancia a los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento, iniciando
así la “nueva literatura cristiana”. Sus autores son como un eslabón inmediato
que a través de los Apóstoles se unen directamente con Jesucristo. Son, pues,
los primeros testigos de la Tradición. Por ello, la piedad y la espiritualidad
cristiana de todos los tiempos ha encontrado en estas fuentes un alimento sano
y fortalecedor; un cristianismo evangélico y apostólico, sencillo y fuerte,
nutrido en la Eucaristía y el Evangelio, fortificado con la oración del
Padrenuestro.
-Exhortan al sentimiento de amor a
Jesucristo; a la obediencia a los Obispos; a la práctica de las virtudes
cristianas; a cumplir los mandamientos
divinos, y a la esperanza del perdón de los pecados. “No gustemos otro
cristianismo que el de los tiempos apostólicos” –Le
Camus-
Nota.-El pormenor de los
temas que tratan se hallan en sus obras publicadas, fáciles de encontrar.
San Clemente
Romano –Papa San Clemente I
(+100)
San Ireneo, en su libro “Contra las
herejías” dice: “después que los Apóstoles Pedro y Pablo hubieron echado los
fundamentos y edificado la Iglesia de Roma, encomendaron el servicio del
episcopado a Lino”, a quien le sucedió Anacleto y a éste Clemente, que había
visto y tratado a los Apóstoles y de quien conservaba en sus oídos su
predicación.
Gobernó la Iglesia desde el año 88 al 97.
Murió mártir del emperador Trajano, que lo había desterrado a Crimea, al sur de
Rusia, teniendo que realizar trabajos forzados, con otros dos mil cristianos.
Un día las autoridades le exigieron que
adorara a Júpiter a lo que respondió que no adoraba sino al verdadero Dios. Fue
arrojado al mar con un ancla de hierro pesadísima atada al cuello, para que además
de ahogarse no pudieran venerar los cristianos su cadáver; pero una gran ola
devolvió su cadáver a la orilla. -En cuanto a este prodigio y a las fechas
puede haber ciertas dudas, lo mismo que en otras biografías, debido a las
distintas procedencia de los datos en aquella época-, pero consideramos más
importante saber que era conocido por San Pablo, el apóstol de los gentiles, toda vez que
aparece entre los elogiados por el Apóstol por la colaboración prestada a los
filipenses –Fp 4, 3-.
Nota.-
La
carta de Clemente, escrita entre los años 96 y 98, es uno de los documentos
cristianos más antiguos por su contenido dogmático y espiritual; junto al
Evangelio, se leía muy a menudo en las reuniones dominicales.
-Convertíos: Fijemos con atención
nuestra mirada en la sangre de Cristo, y reconozcamos cuan preciosa ha sido a
los ojos de Dios su Padre, pues, derramada por nuestra salvación, alcanzó la
gracia de la penitencia para todo el mundo.
-El mismo Señor habló de la penitencia,
diciendo: “Aunque vuestros pecados lleguen hasta el cielo, aunque sean como
púrpura y rojos como escarlata, si os convertís a mí de todo corazón y decís:
“Padre”, os escucharé como a mi pueblo santo”.
-Muchos senderos, pero un
solo camino
Jesucristo es, queridos hermanos, el camino en
el que encontramos nuestra salvación, él, el pontífice de nuestras ofrendas, el
defensor y protector de nuestra debilidad.
-Por él contemplamos las alturas del cielo; en
él vemos como un reflejo del rostro resplandeciente y majestuoso de Dios;
gracias a él se nos abrieron los ojos de nuestro corazón; gracias a él nuestra
inteligencia insensata y llena de tinieblas quedó repleta de luz; por él quiso
el Dueño soberano de todo que gustásemos el conocimiento inmortal, ya que él es
reflejo de la gloria del Padre y está tanto más encumbrado sobre los ángeles,
cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Militemos, por tanto, hermanos, con todas
nuestras fuerzas, bajo las órdenes de un jefe tan santo. Que se conserve
también entero este cuerpo que formamos en Cristo Jesús; sométase cada uno a su
prójimo respetando los carismas que cada uno ha recibido.
San Ignacio de Antioquia. (+107)
Obispo de Antioquía,
mártir cristiano y uno de los Padres Apostólicos de la Iglesia. Se llamó a sí
mismo “Theophoros” -en griego: portador
de Dios- y se cree que fue discípulo de San Juan Evangelista. Durante
el reinado del emperador romano Trajano fue condenado a ser devorado por
bestias salvajes “para ser trigo de Dios, molido por los
dientes de las fieras y convertido en pan puro de Cristo”, como él mismo escribió.
Enseñanzas
Es
autor de siete
cartas: seis a las comunidades
cristianas de Éfeso, Magnesia, Trales, Roma, Filadelfia y Esmirna, además
de una carta personal al obispo Policarpo de Esmirna; todas ellas redactadas
en el transcurso de unas pocas semanas, mientras era conducido de Siria a Roma para ser ejecutado.
-Porque cuando frecuentemente os reunís en
común, queda
destruido el poder de Satanás, y por la concordia de vuestra fe queda aniquilado su
poder destructor.
-Nada mejor que la paz, que pone fin a toda
discordia en el cielo y en la tierra.
-Si tanta fuerza tiene la oración de cada uno
en particular, ¿cuánto más la que se hace en unión con toda la Iglesia?.
-Obremos siempre conscientes de que Él habita
en nosotros, para que seamos templos suyos y Él sea nuestro Dios en nosotros.
-Es mejor callar y obrar que hablar y no
obrar.
-El
principio es la fe, el fin es la caridad. El que profesa la fe no peca, y el
que posee la caridad no odia. Cuando ambas virtudes van a la par, se
identifican con el mismo Dios.
-Buena cosa es enseñar, si el que enseña
también obra.
- El árbol se conoce por sus frutos. Por nuestros frutos
nos reconocerán.
-Cristo nos ha llamado a su Reino y Gloria.
-No os dejéis engañar por doctrinas
extranjeras ni por viejas fábulas inútiles.
-Una sola oración y una sola esperanza en la
caridad y en la santa alegría.
- Ser cristiano no sólo de nombre, sino
también de hecho.
-No queráis a un mismo tiempo tener a
Jesucristo en la boca y los deseos mundanos en el corazón.
-Jesucristo es boca que no engaña, por la que el Padre ha
hablado verdaderamente.
-No quiero agradar a los hombres, sino a Dios.
-Os exhorto a caminar según el pensamiento de
Dios. Porque
Jesucristo es el pensamiento del Padre.
San Policarpo
Obispo de Esmirna, (en la actual
Turquía). (Vivió 86 años)
Discípulo del Apóstol San Juan, quien le
encomendó el episcopado. Fueron
discípulos suyos Papías e Ireneo. Su nombre significa “el que produce muchos frutos de
buenas obras”.
-En la cuarta persecución después de Nerón, en
presencia del procónsul de Esmirna, fue condenado a morir quemado vivo en la
arena del anfiteatro de la capital de la provincia de Asia, al haber rechazado
la tentación que le fue presentada de adorar al Cesar y renunciar a Cristo para
salvar la vida, a lo que contestó:
“Ochenta y seis años llevo sirviendo a
Jesucristo y Él nunca me ha fallado en nada ¿Cómo le voy yo a fallar a Él ahora? Yo seré siempre amigo
de Cristo”.
*Fue condenado a morir por el fuego entre las
llamas, recibiendo finalmente la corona del martirio atravesado por la espada.
-Amó y
supo enseñar el amor único y verdadero.
-Escribió una Epístola a los Filipenses sobre:
el anticristo; la avidez :”principio de todos los males es el amor al dinero”;
casadas y viudas; ejemplo de Jesucristo; exhortaciones; heroísmo de los
mártires, juicio humano y juicio divino, la mansedumbre, oración del mártir, la
pureza.
San Papías
Obispo de Hierápolis, en Frigia,
Asia Menor. (69 a 150)
Había oído predicar al Apóstol San Juan y
fue discípulo de Policarpo de Esmirna.
Enseñanzas
De su obra: “Explicaciones sobre las sentencias del Señor” (año 130), no se
conservan completos los cinco tomos, sino solamente fragmentos transmitidos por
San Ireneo y Eusebio. Sus citas se refieren a los evangelios de San Mateo y San
Marcos.
-De él procede el testimonio más antiguo sobre
la autoría del Evangelio de San Marcos, en su obra: "Exégesis de los oráculos de Jesús", en unos fragmentos
que se recogen en la "Historia Eclesiástica" de Eusebio de Cesarea
(siglo IV). En uno de ellos dice: Marcos, como
intérprete de Pedro, escribió con exactitud, aunque sin orden, todo lo que
recordaba de los dichos y hechos de Jesús.
- Ireneo lo menciona como compañero de San
Policarpo.
-Hay
distintas versiones sobre él y cómo murió, pero una de ellas describe el que siendo
soldado pagano se convirtió en presencia del testimonio de los mártires Saturnino
y Sisinio; que fue apresado y que pudo ser bautizado por el Papa San Marcelo. Que
dio testimonio de su fe en Cristo en Roma, ante el Prefecto Laudicio -probablemente
en la persecución de Diocleciano-, y que murió apedreado, empalado y atormentado
con plomo derretido. Fue enterrado por los cristianos en las catacumbas de la
Vía Nomentana.
También
existe alguna versión señalándole defectos (por ej. su
doctrina sobre el milenarismo). Con
todo, a pesar de sus limitaciones, lo que se conserva de su obra tiene gran
importancia, pues contiene algo de inestimable valor como es la
enseñanza oral de los discípulos de los Apóstoles, “que aprendí muy bien y grabé en mi
memoria, porque pensaba yo que los libros no pudieran serme de tanto provecho
como lo que viene de la palabra viva y permanente”.
Así lo cuenta él mismo:
“Cuando me encontraba con alguno
de los que habían vivido en compañía de los presbíteros, me preocupaba por
saber lo que ellos habían dicho, lo que dijeron: Andrés, o Pedro, o Felipe, o Tomas,
o Santiago, o Juan, o Mateo, o algún otro de los discípulos del Señor; igualmente, lo que dice Aristión y el anciano Juan, discípulos del
Señor”.
-En resumen, nada
impide que Papías sea reconocido como un Padre Apostólico, por su papel
de puente entre la generación de los Apóstoles y la de las primeras grandes
síntesis teológicas.
San Jerónimo lo incluye entre los santos de la antigüedad
cristiana.
Observación
Se
consideran incluidos en este grupo como escritos apostólicos: “La Didajé”
(compendio de la doctrina de los Apóstoles, de autor desconocido y escrita
sobre el año 97); “El Pastor de Hermas”, que comprende cinco visiones (referidas
a la Iglesia), doce mandamientos y diez semejanzas. Por último la “Carta de
Bernabé”, tratado anónimo y polémico con dos partes:1ª de corte antijudío
(críticas) y la 2ª, que es un manual catequético.
Ref.- Distintas
fuentes. J L, Soldado del reino de Dios y Antonio López Herrera