jueves, 27 de diciembre de 2012

Formación - “Temas varios”- La Resurrección (IX)




TRES SACRAMENTOS RELACIONADOS CON LA RESURRECCIÓN (final)
INTRODUCCIÓN
La enfermedad en la vida humana
La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios; pero, también, puede hacer a la persona más madura, ayu­darla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él.


UNCIÓN DE ENFERMOS
¿Qué es?
La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe uno especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la UncÍón de los enfermos. Fue instituido por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento. Jesús envía a los discípulos a ungir con óleo santo a los enfermos y curarles. -Mc 6, 7-13-. Ver, también, Santiago 5, 14-15.
En el transcurso de los siglos, la Unción de los enfermos fue conferida, cada vez más exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había recibido el nombre de «Extremaun­ción». No obstante, posteriormente, se dispone que la Unción de los enfermos «no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir; por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez».

Jesús envía a los discípulos a predicar y sanar

Necesidad de este sacramento
El cristiano que aspira a entrar en la Jerusalén Celeste y conocer al Esposo en la gloria del Padre, y participar en las bodas reales, ha de presentarse con el vestido blanco libre de toda mancha de culpas y faltas pasadas. Para ello el Esposo -Cristo misericordioso-, lo unge con óleo por manos de su sacerdote para purificarle con este rito sacramental que lava sus pecados con la Sangre del Cordero.
¿En qué consiste?
Como en todos los sacramentos, la Unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria, teniendo lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor, sacramento del paso de la muerte a la vida, de este mundo al Padre.
El sacramento se administra por los presbíteros de la Iglesia, a los gravemente enfermos, orando -con los fieles acompañantes- en la fe de la Iglesia y, luego, ungiéndolos en la frente y en las manos con óleo debidamente bendecido por el Obispo, y pronunciando una sola_vez estas palabras: «Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conce­da la salvación y te conforte en tu enfermedad».


Aclaración
- Se unge el cuerpo del enfermo -su carne- no sólo para que recobre fuerzas y que su espíritu se eleve en esperanza aguardando la hora del Señor, sino que además, proféticamente, se refiere a la misma resurrección de la carne, para asemejarnos, a través de la muerte, con Jesucristo resucitado.
Advertencia
Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir otra vez este sacramento.
Recomendación
Es frecuente que cuando se requiere la presencia del Sacerdote, éste se encuentre al enfermo sin conocimiento o recién muerto. Además la familia suele dejar al Sacerdote sólo con el enfermo. Por ello, los fieles deben animar a los enfermos y sus próximos a llamar al sacerdote para recibir este sacramento cuando aún hay consciencia. Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los beneficios de este sacramento.

¿Qué efectos puede producir en el que lo recibe?
-La gracia primera de este sacramento es de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de fragilidad de la vejez. Esta gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente las de desaliento y angustia ante la muerte.

En numerosos pasajes del Evangelio vemos como Jesús curaba el cuerpo y también el alma. Cristo vino a curar al hombre entero. Este es uno de los efectos de este Sacramento, pues con esta asistencia el Señor -por la fuerza de su Espíritu-, quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios. Además, «si hubiera cometido pecados, le serán perdonados».
El sacramento de la unción de los enfermos, “unge” precisamente el cuerpo y entre los efectos del mismo purifica, contribuyendo así a ser señal de esta futura resurrección de la carne.
Sobre cómo influye la actitud del enfermo
La enfermedad es un hecho incontrovertible, pero hay una gran diferencia entre el enfermo que tiene o no fe. Si no la tiene, el enfermo se sumerge en un mundo interior de angustia quedándose sin horizonte, cayendo en la depresión, perdiendo la moral. El que tiene fe, saca recursos de su corazón que le elevan. Quien tiene fe encuentra en Jesucristo crucificado un motivo de unir su dolor al de la pasión, con esperanza de resurrección; así, el sufrimiento       -secuela del pecado original-, recibe un sentido nuevo: viene a ser participación en la obra salvífica de Jesús.
¿Cómo se cumple en este sacramento el ciclo de analogía con la resurrección: Vida. Muerte. Nueva vida?
1.-El enfermo, con independencia de su estado de gravedad, no deja de ser una persona viva. 2.-Por otra parte, toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte. 3.-Por último, este sacramento adquiere el sentido de ser signo profético de la resurrección gloriosa. Predispone, a la resurrección: la nueva y definitiva vida.

Serie: “Salmos extractados”
71  SALMO DEL ANCIANO
Tú eres mi esperanza, Se­ñor; en ti tengo mi apoyo desde el seno de mi madre y mi con­fianza  desde  la  juventud.  No  me  abandones  cuando  decaiga mi vigor y a la hora de la vejez no me rechaces.

Ref.- La Biblia. Catecismo de la Iglesia Católica. Mn. Eduardo Vivas Llorens. J L, Soldado del reino de Dios